domingo, 23 de marzo de 2008

En 1934, se aleja transitoriamente de Donato, para cubrir una ligera dolencia de Ernesto Famá. Vuelve con Canaro. El mismo año llega a la orquesta de Pedro Maffia y deja dos registros fonográficos. Retorna como solista con guitarras por LR3 Radio Belgrano, tiene un paso fugaz nuevamente en la orquesta de Julio De Caro, en el breve tiempo que también estaba Edmundo Rivero.
En 1938, pasa a ser estribillista de la formación del violinista Mario Azervoni, de estilo bastante parecido al de Juan D’Arienzo, con éste anima numerosos bailes.
Cuando otros recién están comenzando su carrera o afianzándose en ella, decide retornar a Mar del Plata y es a partir de ese momento que su nombre dentro del medio tanguero comienza a diluirse hasta desaparecer y quedar en el recuerdo de todo nosotros.

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